dc.description.abstract | Lo seres humanos somos animales inherentemente políticos. Nos desarrollamos, aprendemos, configuramos y desenvolvemos en sociedad. Ante esto, el cuerpo resulta ser el principal medio sobre el cual plasmamos y modelamos nuestras identidades. Así, de manera consciente o inconsciente transmitimos un discurso social a través de nuestro cuerpo cuando interactuamos en nuestra comunidad. Por ello nuestra corporalidad, vestimenta, peinado, perforaciones, tatuajes y demás elementos decorativos o la ausencia de ellos, son transmisores de nuestra ideología política en la cotidianidad.
De esta manera, en los artistas escénicos que utilizan el Performance o el Teatro Posdramático como una vía para comunicar sus discursos estéticos, la capacidad del discurso cultural se potencia al encontrarse en un lugar de enunciación socialmente enmarcado: el escenario. Por ello, la reflexión primaria de la importancia y alcance qué hay en la configuración del discurso político, que nuestro cuerpo y su expresividad como artistas producen en el espectador es esencial. Para luego, utilizar los elementos comunicativos de los signos políticos que los cuerpos trasmiten al espectador de manera asertiva, acorde al discurso ético y estético en este tipo de puestas en escena que por lo general se encuentran apegadas a una temática política y alejadas de la diégesis o mímesis ficcional del teatro de tipo dramático.
Es así como la presente ponencia aborda la configuración del cuerpo como
instrumento político y luego como el mismo es utilizado desde la escena; esto a través del análisis de dos puestas en escena contemporáneas, una de tipo posdramático, "Los Hambrientos" del colectivo Teatro Sin Paredes (2017) y otra de tipo performático, "Ellas" de María Eugenia Chellet (2013). | es_MX |