Política cultural desde abajo, una posibilidad real para la sociedad civil
Abstract
Las políticas culturales no necesariamente se tienen que cocinar en las altas esferas de la política, siempre son posibles desde ámbitos modestos. Una política cultural requiere de buenas condiciones para su aplicación, recursos y colaboración real con las comunidades. La sistematización de resultados de experiencias permite concluir que en términos económicos y materiales estas propuestas pueden resultar muy asequibles; que la alta calidad del recurso humano es la clave para alcanzar los objetivos y que todos los procedimientos son perfectibles, por ello la importancia de la continuidad en los procesos.
Este trabajo propone el análisis de un proyecto colaborativo entre grupos considerados minorías, mediante el cual realizan un intercambio cultural enfocado a la educación no formal y el enriquecimiento de la educación formal mediante la experiencia vivencial en el campo de trabajo. Se explica cómo el voluntariado autogestivo Viajeros Educadores por la Cultura, que es dirigido por mujeres y el Centro Estatal de Lenguas, Artes y Literatura Indígenas de Chiapas, CELALI, dirigido por indígenas, establecieron un modelo colaborativo entre la sociedad civil y el sector público. Se revisan los métodos empleados y se analizan resultados.
Lo anterior muestra la conveniencia de realizar estos esfuerzos, y demuestra que construir políticas culturales entre la sociedad civil y organismos oficiales posibilita abatir rezagos en la creación, producción, distribución y acceso a los bienes y servicios culturales. Deja claro que cuando las comunidades se empoderan obtienen representatividad, voz y voto en las políticas culturales, además de fomentar y ejercer sus derechos culturales.