El curador, figura de fusiones, silencios y saturaciones

Abstract

Si planteamos las disyuntivas que enfrenta la curaduría mexicana actual, el primer corte suele establecerse entre aquellos curadores asociados con los añejos valores de la nación y quienes son atraídos por el aparente internacionalismo de la globalidad, dicotomía cuyo carácter tan binario como elemental puede obtener algo de densidad si recurrimos a un objeto contrastante que, pese a desempeñar el papel de intruso, aporte perspectiva. Por eso haré intervenir en esta historia a un icono de la museografía mexicana: Fernando Gamboa, como una forma de abordar la figura del curador desde su predecesor, el museógrafo. Quizá un personaje como Gamboa resulté ajeno en otras latitudes, lo cierto es que instituyó un modelo museográfico de exportación, en tanto disciplina afirmativa de lo nacional, centrada en la compactación del tiempo y el espacio cultural. Lo particular del caso estaría en el uso irrestricto de los recursos patrimoniales de un país, con fines afirmativos de la imagen política, y la negociación diplomática.