dc.description.abstract | En el proceso de apropiación del espacio público, el hombre primero necesita sentirse identificado con él, sin embargo, hay factores que frenan o mitigan la generación del sentido de pertenencia, es decir, el ciudadano ya no se siente identificado con su entorno y por el contrario en ocasiones está tan acostumbrado a ver la deplorable condición de éste que poco le interesa emprender algo en pro de su mejoramiento.
El patrimonio cultural, y más específicamente, el tangible contiene por sí mismo un valor al cual se le suma aquel que la misma población le confiere a través de su utilización o simplemente por el hecho de respetar y cuidar dicho elemento construido del espacio urbano por aquello que les significa simbólicamente.
En un centro urbano como Guadalajara, la cantidad de espacios públicos para la convivencia es muy reducida, y más aún si sólo se toman en cuentan aquellos sitios que presentan condiciones “dignas”. Así pues, los espacios públicos dedicados a la recreación e inmersos en un contexto histórico y cultural indiscutiblemente poseen un valor aún mayor, no obstante, ese valor no se percibe dado que el ciudadano no contribuye en gran medida a ello.
Este análisis se dirige al objetivo de realizar una reflexión en pro de la generación de una conciencia colectiva en consecución de la apropiación y reapropiación de los espacios públicos para su aprovechamiento cultural-recreativo por parte de los ciudadanos residentes y otros transeúntes. Es así que se expone el caso particular de la plaza Agustín Rivera y su área circundante, cuya situación actual es ejemplo de un área de oportunidad para la gestión cultural, destacando así los atributos con el potencial para su recuperación y la posterior presentación de propuestas sinérgicas en su revitalización, reinterpretación, valoración patrimonial y apropiación social. | es_MX |