La gestión cultural en la formación integral de la infancia: argumentos para un cambio.
Abstract
Este trabajo de investigación contempla la transformación del
territorio, sus territorialidades y las personas que integran la
comunidad que lo habita.
Creemos que es un proceso auténtico de prácticas que supera, la
relación de teoría y práctica. Porque entendemos, como dice Dewey
(1): “el conocimiento consiste en hacer libremente utilizable una
experiencia en otra”. Porque la importancia de las experiencias
radica, en que se transforman libremente en herramientas que nos
sorprenden con nuevas situaciones, permitiendo que no nos
acostumbremos a aceptar como bueno lo establecido, sino como
mejorable.
A lo largo del texto intentamos desarrollar un proceso que justifique
la elección de un paradigma crítico de la relación entre Gestión
Cultural (GC) y Educación (Educ.). En ese proceso intentamos un
camino, desde una mirada general a una particular, que incluye una
experiencia personal, que se enmarca dentro de una metodología
etnográfica, performativa y critica, dado que nuestro objeto de
estudio (la relación GCEduc.) afecta al hombre y sus escenarios en
permanente transformación.
El propósito es demostrar que es posible transformar la realidad de
un grupo de niños, que se encuentra en situación de desigualdad,
en relación con el resto de la comunidad, pero que forma un
colectivo social, que posee derechos reconocidos que no son
respetados en todos los espacios en los que actúa.
La etnografía es un método abierto al diálogo con la vida social, es
el que considero más adecuado en esta investigación por encontrar
respuesta a mi búsqueda y un modo de hacer investigación donde
se dan múltiples espacios y situaciones de la vida de los niños y su
participación social, a través del diálogo.
Como método, la etnografía observa y describe aspectos de una
cultura, haciendo uso de la observación participante, mediante la
cual el investigador logra la aceptación del grupo y la confianza de
sus miembros.
Cuando Malinowski (2) dice : “es posible objetivar el conocimiento
subjetivo”… propone registrar las circunstancias en que fueron
realizadas las observaciones, así como también las emociones que
rodearon a las mismas. Esto implica reconocer que hay toda una
serie de fenómenos de gran importancia que no pueden recogerse
mediante interrogatorios, ni con el análisis de documentos; sino que
tienen que ser observados en su plena realidad, son los
imponderables de la vida cotidiana. Las reuniones de los Centinelas
del Patrimonio y el desenvolvimiento de los niños diariamente, sus
actitudes, conductas, conversaciones, mensajes y reacciones; las
amistades o enemistades, las corrientes de simpatía y antipatía.
Todos estos hechos pueden y deben ser consignados;
profundizando en la actitud mental que estos detalles reflejan.
Existen innumerables datos que demuestran: el mutuo interés, las
preferencias y las antipatías que constituyen la intimidad del grupo.
Por esta causa la etnografía performativa es el mejor camino para
llegar a la meta.
Cuando el campo de estudio orienta la mirada a los procesos de
producción de significados de la vida cotidiana, la etnografía
performativa es el método capaz de explicar esa complejidad. Es
posible porque se basa en el diálogo, como modelo teórico y está
presente tanto en el diseño del proyecto de investigación, como en
el uso de las técnicas de registro de campo y en la escritura de los
textos del informe final. Se trata de una reflexión que se apoya en
los procesos y los resultados obtenidos en una experiencia
concreta.
Esta investigación pretende demostrar que es posible cambiar
situaciones de la comunidad involucrada y mejorar su realidad social
y comunicacional. Tomando como elementos fundamentales cinco
principios que definimos a continuación:
La comunicación: dentro del campo que nos ocupa, la
formación integral de la infancia, comunicar significa compartir,
comprender lo que nos rodea, expresar ideas, pensamientos,
sentimientos y opiniones, dialogando con otros.
La autonomía: es la capacidad de decidir sobre las
actividades de la vida cotidiana. Es una manifestación de
crecimiento y de maduración intelectual. Para conseguirla hay
que nutrirla desde las familias y la comunidad. Transforma a la
persona en protagonista de un proceso de enseñanza que ha
de girar en torno a sus intereses, necesidades y capacidades
para construir su proyecto de vida; situación que la Educ.
formal no favorece.
La participación: cuando la planteamos con los niños debe
ser concreta y desarrollarse como parte integrante de un
proyecto consensuado y necesario. Ella pone en juego los dos
principios anteriores: comunicación y autonomía.
La colaboración: Se refiere a trabajar en conjunto con otra u
otras personas para realizar una tarea. Es una ayuda que
presta un sujeto para que otro pueda obtener un logro, que sin
esa asistencia hubiera sido más costoso.
El conocimiento: Es una construcción constante de nuevas
estructuras cognitivas que se desarrollan permanentemente.
El ser humano construye sus propias representaciones de
todo lo que lo rodea. Incluidas su vida social, las
representaciones mentales, como se relaciona con los demás
y del conocimiento de cómo interactuar en la comunidad en las
distintas situaciones sociales.